miércoles, 22 de julio de 2009

Paseo nocturno

Tras vagar por los oscuros e intrincados pasadizos del laberinto das, finalmente, con un prado inmenso que se ha abierto sitio entre las malezas durante las noches de julio de forma casi somática. Se trata de un campo de amapolas de un rojo intenso bañado por un tenue azul pálido que no se sabe de dónde emana. En él se congregan -se diría que por inercia, a juzgar por la pereza de sus gestos- cientos de personas procedentes de lugares cartografiados o inimaginables. Son artistas, aspirantes a artistas, tipos con gustos y costumbres estrafalarias y demás sectores marginales. Marginados y auto-marginados; marginables en cualquier caso. Sus hombros, espaldas y rostros se agitan impregnados también por el recóndito halo azulado que alumbra la escena. El rojo cada vez se hace más evidente, porque, en vez de arrancar sus tallos, los visitantes traen consigo más y más amapolas en un intento de hacer inolvidable su breve estancia. La atmósfera te resulta hipnótica, densa y pegajosa: es verano en la ciudad condal y el mar queda muy cerca.

MACBA, julio de 2009

domingo, 12 de julio de 2009

Amor líquido II

La historia va a grandes y simples rasgos.




Fin

SOBRE MI

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Tengo veintiún años y desde hace cuatro frecuento la carrera de Humanidades y otros lugares de alterne por el estilo. Soy inquieta, inconstante e inestable. Adoro la calma, pero mi vida es un caos.